miércoles, 30 de diciembre de 2015

El aumento de tarifa en las garras de la “corporación eléctrica”


El aumento de tarifa en las garras de la “corporación eléctrica”

Primera parte

Secheep es monopólica. Por lo tanto, tiene un mercado cautivo y un gran poder coercitivo para cobrar tarifas a través de los cortes compulsivos del suministro de energía eléctrica. De este modo regula el mercado local, sacrificando los derechos de los usuarios. Estos factores hacen que la empresa cuente con una recaudación cierta y nota_367f0af35cded186847786ee356a8160predeterminada, lo que debiera haber generado que pudiera planificar tranquilamente sus gastos e inversiones, sin mayores inconvenientes; sin embargo, no ha sido así a punto tal que está en situación de virtual quiebra, que no se ha concretado por el auxilio permanente de fondos que recibe del Tesoro provincial.

Hace ocho años Secheep recaudaba 700 millones de pesos por año, aproximadamente, a través de una tarifa marcadamente sobreevaluada, habiéndose registrado los mayores aumentos durante la gestión del ex gobernador Capitanich, quién desde el inicio aplicó incrementos en los diferentes rangos del cuadro tarifario, con efectos multiplicadores en los mismos rangos y asegurando algunos (cargos fijos). Los montos, ciertos y predeterminados, garantizaron un piso de recaudación para el sostenimiento de obras, sobretodo el plan de mantenimiento correctivo y de reemplazo del material eléctrico obsoleto. Entonces, en este contexto, razonablemente puede considerarse que no corresponde que se aplique –en lo inmediato- el aumento tarifario que viene anunciando Secheep, más aún tomándose en cuenta las medidas adoptadas por el gobierno nacional y la frágil economía familiar de grandes sectores sociales, fuertemente afectada por la alta inflación acumulada y la brutal devaluación recientemente aplicada, a pesar de que la comunidad no debe cargar con los resultados negativos de las malas administraciones de los directivos de la empresa, las que hasta podrían ser calificadas como fraudulentas en varias etapas durante los últimos ocho años.

Finalmente, si no se produjeran cambios rápidos y estructurales en la administración de Secheep los problemas continuarán sin solución y se agudizarán, los que quedarán reflejados en la repetición de déficits mensuales consecutivos que son financiados con ayuda del Tesoro provincial y con más cortes de energía eléctrica, que serán más prolongados y repetidos. El negativo cuadro generalizado que atraviesa la empresa aconseja su refundación, que aparece como imprescindible para revertir su profunda crisis y generar –a futuro- resultados positivos en la prestación eficiente del servicio de energía eléctrica, en lo económico y en lo financiero.

Corporación eléctrica: los factores perturbadores

La inmoralidad avanzó a niveles sin precedentes en la historia de las empresas públicas del Chaco y de otros organismos. La Fiduciaria del Norte es un claro ejemplo, solamente para citar uno. Desapareció la ética como elemento estabilizador de la conducta del funcionario público. Es así que la corrupción se mimetizó en las estructuras cotidianas de las empresas y organismos públicos y, podríamos decir, que ya forma parte de lo habitual en Secheep. Sin embargo, los ciudadanos que aún tienen esperanza de un cambio de actitud y creen que existe un futuro mejor no pueden ni deben aceptar la cruda realidad de Secheep como un hecho consumado e irreversible ya que es necesario y posible aspirar a que mejore su funcionamiento y los resultados.

El patrón genético que hizo posible el actual formato, organización y funcionamiento de Secheep, con características corruptas, está identificado en “la corporación eléctrica”, que cuenta con la participación de nuevos protagonistas provenientes de la dirigencia política y sindical, con la finalidad de dar la sensación de que se producen cambios. Pero, todo sigue igual. El objetivo aparenta las aspiraciones de perdurar en los privilegios y negocios, con bastante vocación de poder y dinero.

Reconocido el elemento perturbador, en algunos sectores surgieron esperanzas de que las nuevas autoridades elegidas por el voto popular en 2015 aprenderían la lección de las pésimas experiencias acumuladas y que no volverían a cometer los mismos errores. Las esperanzas se extendieron a las expectativas de que se designarían administradores responsables, distintos, preparados, con mayor idoneidad y compromiso social, con ética y moral reconocida. Pero, casi todo indica que aprendieron poco. Todo sigue igual o peor, y los únicos perjudicados son los usuarios.

Designados por el nuevo gobierno

Solo hizo falta desempolvar los archivos para reconocer a quienes no debían ser designados para administrar la empresa. En Secheep la “corporación eléctrica” continua en el Directorio. Están José Carlos Tayara, que es funcionario de la empresa y está afiliado al gremio APSECH, Saúl Medero, de Luz y Fuerza, y el agregado de Miguel Ángel Aquino, funcionario cercano a Omar Vicente Judis, de pésima administración desde diciembre del 2007. La corporación ha mostrado escasas ideas y ha generado muy pocas soluciones estructurales. Recurren a la única estrategia que repetidamente han aplicado, que no es otra que el aumento de las tarifas. El costo de la ineficiencia generada por “la corporación eléctrica” lo paga el consumidor. Sin embargo, deberían saber que las dificultades no se corrigen ni se reconvierten con aumentos tarifarios para sostener el caos, y que la mala administración tiene en su base los presupuestos indispensables de honestidad, idoneidad y capacidad en cada función o cargo. Todavía no han descubierto estos atributos, salvo escasas excepciones.

Los grandes ausentes: los representantes de los usuarios

Frente a la negativa realidad de los hechos, conviene recordar que el Directorio debe ser completado con los representantes de los trabajadores y de los usuarios, que deben ser elegidos en forma directa por los vecinos -no indirectamente, a través de entidades gremiales o cámara empresariales- con el fin de que efectivamente contribuyan a defender los intereses de la comunidad. De ese modo también se podría evitar que sean cooptados por la “corporación eléctrica” y sus asociados o tributarios, como tampoco por los intereses que alientan enriquecimientos personales inexplicables. Secheep atraviesa una etapa de profunda crisis que inexorablemente puede potenciar o disparar en mayores resultados negativos.

Refundar Secheep

El largo ciclo de crisis, generado por un sistema burocrático sumamente ineficiente, por el tráfico de influencias y la corrupción, puede extenderse por largo tiempo sin solución de continuidad, salvo que el gobierno provincial resuelva refundar la empresa, para lo cual deberá modificar sustancialmente las metas, las ejecuciones, los plazos, la fuente de financiamiento y la generación de resultados totalmente diferentes a los que se produjeron como derivación de las pésimas administraciones encarnadas en el Ministerio del área, en el Directorio de Secheep, en la gerencia general y en la mayor parte de las líneas de toma de decisión y de ejecución de las acciones y de los programas del gobierno. Mientras esto no ocurra, Secheep seguirá siendo marcadamente deficitaria en lo económico, en lo financiero y como prestadora del vital servicio de energía eléctrica, cuyos signos seguirán siendo la fuerte desinversión en áreas estratégicas, la obsolescencia de todo su sistema, que incluye la red pública de distribución de energía eléctrica, y sus consecuencias sociales, sanitarias, educativas, económicas y productivas. Cada corte de luz afecta una o todas las actividades humanas reseñadas en estos cinco aspectos, que es lo mismo que decir que el atraso que caracteriza a Chaco continuará por varios años. Los gobernantes saben que esta provincia acumuló un atraso de una vez y media confrontados con los indicadores de las provincias que integran el país central, medidos a través de la aplicación de los indicadores de desarrollo humano y social. Por el camino que vamos, es posible que la brecha se amplíe, o sea que el atraso sea mayor en el curso de los próximos años. Sin energía, no se puede avanzar. Es imposible encarar procesos colectivos de crecimiento y desarrollo, sobre todo con justicia y equidad social.

Centro de Estudios Sociales Nelson Mandela