Pequeña tribu de tobas, delante de sus toldos, cerca del río Pilcomayo (en 1892).
Día del indio americano en Chaco ¿Algo para celebrar?
Por Roberto Espinoza**
El 19 de abril de 1940 se celebró en Patzcuaro (México) el primer
Congreso Indigenista Interamericano para una Conferencia Interamericana
Indigenista, con el objetivo de salvaguardar y perpetuar las culturas
originarias de todo el continente. Participaron de ese encuentro histórico,
indígenas de poblaciones autóctonas de diversas regiones de América. Esa
conferencia produjo un documento que creó el Instituto Indigenista Interamericano,
con sede en esta ciudad de México y dependiente de la OEA. Así se instituyó el
Día Americano del Indio, en conmemoración a este acontecimiento. Desde
entonces, el continente americano celebra esta fecha en recuerdo de quienes
habitaron originariamente este territorio, imprimiendo allí las primeras
esencias culturales.
Argentina adhirió al documento de Patzcuaro e instituyó el 19 de abril
en el año 1945, mediante el decreto del Poder Ejecutivo Nacional Nº 7550. Desde
entonces, Argentina es miembro permanente y adhiere a esta fecha
reivindicatoria de los derechos de los aborígenes.
LOS SIMBOLISMOS Y LA REALIDAD EN LOS PUEBLOS INDÍGENAS CHAQUEÑOS
Esa pensada reivindicación de 1945, contrasta en Argentina,
particularmente en Chaco, más allá de distintos posicionamientos simbólicos que
muestran a la provincia en un rango pluriétnico, plurilingüe y multicultural,
cuando por ejemplo, el Defensor del Pueblo en el año 2007, Eduardo Mondino,
solicitó a la Corte Suprema de los gobiernos de la Nación y del Chaco que
instrumenten una medida cautelar a favor de los Pueblos Originarios. y condenó
al Estado, en ese entonces, de ser responsable del “genocidio silencioso”, de
los pueblos originarios en esa provincia argentina.
Ese dictamen de la Corte de Suprema de Justicia estaba sustentada en
que los Estados (El gobierno nacional argentino y el ejecutivo chaqueño) “no
han demostrado que se encuentren dando acabado cumplimiento de los derechos
humanos de los originarios”. Muchos pensaban que esa Cautelar sería una salida
para los gravísimos inconvenientes que sobrellevan los pueblos indígenas de
Chaco, pero actualmente se está muy lejos de esa presunción.
LA MEDIDA CAUTELAR: UN PARCHE QUE NO ENFOCA LA CUESTIÓN DE FONDO DEL
PUEBLO INDÍGENA
El diputado indígena Orlando Charole relativizó que esa medida esté
enfocada en solucionar los problemas de fondo que históricamente presentan las
etnias originarias en Chaco. “La medida cautelar es un parche y lamentablemente
no hay una política de Estado” y ante la gravedad de la situación que viven los
indígenas chaqueños reclamó que “esa política estatal debe darse con urgencia”.
Charole indicó que cuando ocupaba el cargo de Presidente del IDACH
apoyó el levantamiento de dicha medida (diciembre del 2011) pero que las
condiciones actuales son muy diferentes. “La problemática por la falta de agua
potable en la comunidad originaria es una prueba elocuente de la emergencia que
viven nuestros hermanos”, relató el legislador.
PARA EL GOBIERNO CHAQUEÑO SE DA UN ESTRICTO CUMPLIMIENTO DE LA MEDIDA
CAUTELAR
Para el gobierno provincial la situación parece estar controlada. Según
el ministro de Desarrollo Social, Roberto Lugo, quien el 12 de Marzo de este
año que los detalles de la asistencia a las localidades comprendidas en la
medida cautelar de la Corte Suprema de Justicia.
Informó Lugo que a través de Nación y el gobierno provincial se
concretó un programa, que ya cuenta con la realización del operativo Nº 59. “Se
cubre con asistencia a 4.543 hogares, lo que significa 16.398 personas y 9.772
cajas de mercaderías donde cada una tiene 9 kilos de alimentos básicos. Para
dar una idea esto significan unas 58 toneladas de alimentos que se bajan en
estos lugares a través de la logística del Ejercito, funcionarios provinciales
y nacionales y la participación de Vialidad Nacional”, explico el ministro. A
esta asistencia se suman las 20.000 unidades de módulos alimenticios que
suministra el Gobierno Provincial en esta zona.
En este sentido, el ministro remarcó que “en ningún momento la
Provincia del Chaco suspendió la asistencia alimentaria. Avanzamos en
transparentar el sistema e identificar al sujeto de derecho para que lleguen
efectivamente a él los beneficios y los recursos públicos destinados a tal
fin”.
Indicó que “a niveles generales la asistencia alimentaria en la zona
delimitada por la medida cautelar alcanza a unos 57 millones de pesos anuales”.
A su vez, la ministra de Gobierno, María Lidia Cáceres agregó que esta
asistencia alimentaria se suma los 1.000 planes Foco que son distribuidos a los
distintos grupos sociales.
Cáceres, aseguró que se “está dando estricto cumplimiento a la medida
cautelar de la justicia nacional respecto a los pueblos originarios”. “Aquí
están los informes que muestran detalladamente que desde el 2007 se han dado
cumplimiento con la asistencia alimentaria, agua potable, red sanitaria y en
materia educativa”, subrayó. Además, sostuvo que se puede dar muestra cabal del
cumplimiento de lo pautado, a través del gran número de obras y asistencia que
están sistematizadas en los informes y estadísticas.
EL 98 % DE LOS INDÍGENAS CHAQUEÑOS VIVEN EN LA MISERIA Y EN LA
INDIGENCIA
Sin embargo, el titular del Centro de Estudios Nelson Mandela, Rolando
Nuñez, brindó cifras alarmantes respecto de la calidad de vida que tienen las
etnias indígenas en la provincia. “El 98 a 100 % de los originarios chaqueños
son indigentes o pobres”. Esta mención hasta fue avalada off the record por
algunos allegados al gobierno provincial, incluso por un par de funcionarios de
la gestión actual. “Hay aproximadamente 80 mil indígenas que viven en la
provincia, aunque oficialmente sean menos, y la gran mayoría de ellos subyacen
en una pobreza absoluta”, precisó.
“Los que se escapan de esa línea de indigencia o de pobreza son algunos
que trabajan o en Cámara de Diputados o en el IDACH (Instituto del Aborígen
Chaqueño)”, resaltó Nuñez y señaló que esos indígenas que se desempeñan en esas
instituciones, generalmente de manera temporaria, cuando se les termina sus
contratos “vuelven a la indigencia o la pobreza”. La aparición pública del ex
legislador indígena, Egidio García, que terminó su mandato el 10 de diciembre
del año pasado, manifestando que “no tengo ni para pagar el alquiler hace tres
meses”, parece ser el ejemplo concreto de lo que denunciaba el Centro Mandela.
Actualmente, los factores estructurales de la pobreza extrema y de la
máxima exclusión en la que viven las familias indígenas tuteladas por la
medida, por lo que tales núcleos sobreviven por debajo de la línea de
indigencia, aunque lograron mejorías en términos de ingresos por vía del
otorgamiento de pensiones no contributivas, argumentó Nuñez y profundizó que
“la asistencia alimentaria bimensual a cargo del Ministerio de Desarrollo
Social de la Nación es insuficiente, y la entrega de agua para consumo humano
es una ficción”.
Pero Nuñez alerta que en realidad, las familias indígenas de la zona viven
por debajo de la línea de miseria considerando las condiciones sociales,
económicas, sanitarias, educativas y ambientales de las que están rodeadas.
Mayoritariamente viven en pequeños ranchos de adobe y paja, con piso de tierra,
sin agua potable, con uno o más analfabetos plenos o funcionales que deberían
estar escolarizados y con el jefe o jefa de hogar sin trabajo estable. El
referente del Centro Mandela grafica que esto “son los indicadores de miseria,
que justamente caracterizan a las familias indígenas de la zona”.
El Centro Mandela no avizora un panorama alentador en el corto y
mediano plazo. Para detallar los porqués de esta postura escéptica hace una
mención especial a los niños indígenas escolarizados en los procesos de
educación bilingüe. Asegura que casi todos o la inmensa mayoría pasan de grado
para las estadísticas educativas, pero “son analfabetos funcionales más que
típicos”. Nuñez arguye que la enseñanza es deficitaria porque el contenido es
inferior a los que se ejecutan en las escuelas para blancos, lo que además “de
ser peyorativo implica una discriminación positiva porque subyace la idea de
menores exigencias a los alumnos, que en el fondo se nutre del concepto de que
tienen dificultades para el aprendizaje”.
Ejemplariza Nuñez que los pibes indígenas copian los números del
pizarrón de una suma, sin embargo no trasladan la operación a su entorno
natural; “no juntan dos palitos del monte para luego agregar dos palitos más y
concluir que eso es cuatro”. Esto en parte, razona el Coordinador del Centro,
se debe a que los niños originarios solo estudian de memoria y los maestros no
utilizan los recursos naturales que entornan la Escuela para la enseñanza, que
mayoritariamente se lleva adelante en castellano.
NADA PARA FESTEJAR
Por su parte, la Federación Nacional Campesina consideró que sin un
plan alimentario integral sobre la base de que los originarios puedan producir
sus alimentos para consumir los nutrientes necesarios, “el gobierno no puede
hablar con seriedad al respecto”.
“Aunque entregue un bolsón de mercadería por familia, persiste la
situación de indigencia y desnutrición”, señaló Víctor Gómez, referente de la
FNC e indicó que en las zonas rurales las familias son de 10 a 12 integrantes,
y una bolsita de mercadería de 8 productos, alcanza para unos 3 o 4 días del
mes. “Ni hablar de la tarjeta alimentaria de 100 pesos con la que nos quiere
conformar el gobierno provincial chaqueño y ese dinero no alcanza ni para un
almuerzo, en ningún rincón del país”, remarcó Gómez.
Aún más cruenta es la realidad que refleja la periodista Marina
Dragonetti, quien en abril del año pasado contabilizó en los últimos 5 años, al
menos, 18 asesinatos contra miembros de las comunidades indígenas en todo el
país. Cifra, que solo en Chaco, se incrementó con los resonantes casos de
Maximiliano Pelayo, asesinado de un balazo por la espalda propinado por la
policía del Chaco en Fontana; El pibito Qom de Castelli que murió, mientras
buscaba comida en un basural ilegal, arrollado por una camioneta; el bebé Qom
que murió quemado por una incubadora precaria en Pampa del Indio, producto de
la desidia del personal del hospital de dicha localidad. Todas esas muertes
continúan impunes.
El artista Wichí, Lecko Zamora, sostuvo que ese genocidio silencioso y
sistemático del que habló en su momento Mondino para fundamentar la medida
cautelar, se sigue dando en Chaco. “Aunque muchos lo quieran invisibilizar, esa
es la cruda realidad”, esgrimió Zamora y calificó la decisión de muchos
organismos estatales que homenajean dicha fecha “como actos hipócritas ya que
no tenemos nada para festejar”.
** Periodista
Fuente: Palabras Encontradas
(Radio Resistencia)
|