El Gran Resistencia
convertido en un “Far West”, delincuentes con armas al hombro transitan
libremente y con impunidad.
Ante un estado ausente, la inseguridad como estilo de vida
no deseado se ha hecho presente en la vida de los chaqueños, y parece haberse
instalado como una situación permanente.
Los ciudadanos se enfrentan a la posibilidad cierta de sufrir un
delito en la vía pública. Esa posibilidad va en crecimiento,
generando caos y desorden, especialmente en los barrios mas alejado del
centro de la ciudad de Resistencia, estimulando la sensación de estar viviendo
en el Far West americano, donde prevalecía la ley del más fuerte.
Esta nota tiene su génesis en la impotencia de ver en el Barrio Santa
Catalina como los delincuentes se adueñan de las calles, no pudiendo los
que trabajan dirigirse con seguridad a sus labores diarias, parece que la zona
quedó liberada y a la buena de Dios, brillando las fuerzas de seguridad por su
ausencia. El paisaje como un calco se repite en otros barrios.
En ese contexto salvaje nos encontramos que aún los vecinos son
cómplices silenciosos o por omisión al no intervenir y/o denunciar hechos de
violencias o delictivos que suceden antes sus ojos, que prefieren ignorar
por temor o por desidia o para no ser ellos también objetos de esa violencia,
sin observar que esa falta de intervención positiva provoca mas impunidad e
injusticia en la sociedad. También los ciudadanos somos culpables cuando
compramos cosas que por su precio mínimo se infiere que pueden ser robados.
La seguridad es aquello que esta exento de peligro, daño o riesgo o que es
cierto, firme e indubitable, es lo que anhela toda comunidad, pero el estado
ausente (Judicial, Ejecutivo y Legislativo), contribuye por su inacción
a que el deseo sea utópico,
Es así que diariamente nos encontramos con delincuentes que para cumplir
con su cometido delictivo golpean duramente a las victimas provocándoles
todo tipo de daños y roturas en el rostro y el cuerpo en general,
nadie queda a salvo y los objetivos por lo general son mujeres y
ancianos, que son sorprendidos y arrastrados para quitarles sus carteras
y enseres, inclusive arremeten contra los que están sentados en las veredas,
con extrema violencia, a quienes obligan a ingresar a sus casas para robarles.
Tal es el caso que los ciudadanos que intentan vivir dentro de la ley
quedan indefenso, sin nadie que intervenga en su favor, mientras que los
victimarios son atendidos y defendidos por las organizaciones de derechos
humanos que acuden en auxilio de los delincuentes en forma inmediata, al
igual que algunos profesionales del derecho que los defienden utilizando
mentiras y artimañas muchas veces ilegales para lograr su liberación y puedan
seguir perjudicando a la sociedad que trabaja e intenta vivir en paz y
armonía.
Estos hechos ocurren y se afianzan por que el estado no interviene
decididamente en defensa de las personas que contribuyen a sostenerla a través
del trabajo y del pago de sus obligaciones tributarias, de tal manera que el
pueblo siente que sostiene un estado corroído por la inmoralidad y que
fomenta la no laboriosidad, principal causa desestabilizadora de un sistema
social ordenado que contenga a todos, siendo a la vez ese estado
participe activo y ejemplo de actos de corrupción.
Delincuencia feroz, estado ausente, ciudadano cómplice, son condimentos
propicios y terreno fértil para que continúe esta situación ya de
por sí aberrante, se suman además los municipios (tercer nivel estadual) ,
donde la trilogía del terrorismo de estado (Jefe político, Juez y Policía) ,
son partícipe necesarios, en esta ola de inseguridad, en
fomentar vagancia, proponiendo la instalación de boliches en cualquier
lugar y en contra de la oposición de los vecinos, mas, instalaciones de
empresas de diversas actividades y que operan a toda hora en zonas de viviendas
familiares.
Descontrol legal respecto a motos, permiten su tránsito sin
patente, con dos pasajeros, aumentando la inseguridad de las
personas, por eso la existencia de moto chorros, porque no hay un correcto
control.
Un estado lleno de pseudos empleados que no se saben que hacer, que
incluye funcionarios con sueldos de 12 mil en adelante, y ninguna función
especifica.
Sindicatos que no denuncian la corrupción, la desinversiòn en cualquier
órbita del estado, no hacen respetar los derechos de los empleados, son
cómplices de los políticos de turnos. Es bueno recordar el negociado del
peronismo de los noventa como el de las patentes únicas, donde Carlos
Menem y Domingo Caballo contribuyeron, a aumentar más la delincuencia, al no
poder identificarse las provincias de donde proceden los vehículos.
Realmente estamos preocupados por la inseguridad que avaza y no se observa
un horizonte de cambio
Es necesario honestidad, respeto y laboriosidad. Una sociedad que no
crece con principios y valores mínimos, es una sociedad que va camino a
la barbarie.
Los políticos no son la esperanza para lograr el cambio favorable que
reclama la comunidad. La solución necesariamente está en una sociedad
participativa y en lucha permanente para imponer el orden.
El voto es una herramienta fundamental, buscar un cambio en la elección
de nuestro legisladores es otro como el eliminar el sistema de las listas
sabanas, el de las reelecciones indefinidas, más de un periodo no deben gobernar,
tampoco en organizaciones, sean sindicales, civiles. El tiempo demostró
que cometieron demasiado daño contra las instituciones y el sistema
institucional.
La creación de puestos de trabajo no se debe hacer a través de
clientelismo político ni el ingreso al estado indiscriminadamente, ni
entregando grandes extensiones de tierras a empresas o personas, con la
consecuente concentración en pocas manos del patrimonio de los ciudadanos.
Todo tiene que ver con la inseguridad, si no somos razonables, conscientes,
coherentes y no aplicamos el sentido común, es difícil encauzar la
seguridad como estilo de vida que contribuye al progreso y a la felicidad de la
patria.
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